Bolas temari. El arte textil japonés Las bolas temaris constituyen una forma de arte textil, popular y milenario de Japón, muy apreciado y valorado en este país por su simbología, que se originó en China y se introdujo en Japón sobre el siglo VII a consecuencia de la influencia cultural llegada con el budismo proveniente de ese país casi un siglo antes. Temari significa en japonés «balón con la mano» (te = mano, mari = bola). Las bolas temari, bordadas con brillantes hilos de colores de seda y algodón, en ocasiones con los hilos de restos de antiguos kimonos, tradicionalmente son entregadas como un regalo, con un mensaje dentro, por padres y abuelos a los niños el día de Año Nuevo, también por madres a hijas como amuleto para su futuro enlace matrimonial y en ocasiones como obsequios en boda o entre amigos como símbolo de amistad y lealtad. Parece que el origen de las bolas temari se encuentra en un juego llamado Kemari (una especie de fútbol) que se jugaba en China con una bola de piel de ciervo. Este juego se cree que paso a Japón en el Periodo Asuka (siglos VI, VII y VIII) una época de grandes cambios en la sociedad japonesa producidos por la introducción del budismo. El temari pasó de ser un juego de niños a ser un juego entre sirvientas con concursos, no sobre su elaboración sino sobre ruedes y botes, para entretenimiento y deleite de las princesas. De un juego poco a poco se convirtió también en una forma de arte textil que tuvo su apogeo en el Periodo Muromachi (siglos XIV, XV y XVI) donde la clase noble podían realizar estas bolas esféricas con sedas caras y diseños elegantes. En los siglos XVII, XVIII y XIX, durante el Periodo Edo, el temari se siguió utilizando como juguete entre las niñeras de la nobleza quienes junto con los niños hacían rodar las bolas por el suelo pero además se extendió como una forma de arte, primero noble, con las mujeres de clase alta compitiendo por conseguir los diseños más bellos y complejos, y después popular, gracias al incremento del cultivo del algodón, por la utilización de este en la elaboración de las bolas y el interés de las mujeres artesanas en las labores de costura y los diseños orientales. A principios del siglo XX, el temari pierde su función como juguete pero mantiene su carácter como objeto de regalo para ocasiones especiales y como objeto decorativo por su vistosidad. Los patrones de las bolas temari, normalmente geométricos aunque también en ocasiones figurativos, son complejos, magnéticos y fascinantes. Se requiere tiempo, destreza y talento en la realización de una bonita bola temari.Daniel Galaz es uno de los cinco artistas incluidos, precisamente con Temaris, en la muerta Los medios del arte, que el Instituto del Arte (PUCV) expone en la Galería Escuela de Centex.
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