En una tarde muy otoñal, casi invernal, el jueves15 de mayo se realizó en el auditorio de Centex, ubicado en el zócalo del edificio patrimonial del ex Correos de Chile en Valparaíso, un crossover creativo no inédito, pero si, siempre necesario.
Pues cruzar la filosofía con la música, así como otras disciplinas con la música, como las ingenierias por ejemplo, parece ser siempre una buena idea, no sólo porque rompe con los sectarismos de algunos oficios o profesiones, sino que también porque se evidencia la importancia de la retroalimentación y conexión que existe entre la academia y la praxis, entre lo popular y lo docto y cómo, muchas veces como ciudadanos comunes, nos cuesta identificar límites y establecer definiciones.
En el Conversatorio denominado Cueca y Jazz, potencias creativas, se manifestó este vínculo, esta unión, estos guiños que de uno y de otro lado se alzan muchas veces espontáneamente. Tan espontáneo como una Jam de jazz, momento en el que varios músicos improvisaban en la décadas del ‘50 y ‘60 en Nueva York u Orleans, con por ejemplo una rueda de cueca que une versos sueltos en un loop que pareciera nunca tener término.
Reflexionar y analizar estas uniones, estos cruces y buscar el punto ciego de las ponencias, como lo manifestó una de las personas presentes que señaló que echó de menos la mirada de género en las palabras y como al ser mujer se agregaba un aderezo que hacía aún más vulnerable y precaria algunas relaciones.
En el Conversatorio estuvo presente Erin Graf de la Universidad del Sur de California que, en su presentación sobre el jazz, abordó entre muchos otros tópicos, el origen de la palabra y cómo ésta fue impuesta por el mundo blanco, que más bien el jazz debiera llamarse Black American Music, entre algunos nombres que esbozó.
También con sendas ponencias estuvieron los docentes del Instituto de Música de la PUCV Laura Jordan y Ricardo Álvarez, quiénes desde su punto de vista como musicólogos o investigadores de la música, que de partida nos señalaron que no era lo mismo, abordaron primero un sobrevuelo del concepto cueca, zamacueca y sus orígenes, para luego adentrarse en los nexos del jazz y la literatura, a través de la reflexión en torno al cuento El Perseguidor de Julio Cortázar.
Todo culminó con una activa participación del público que puedo desenmarañar otros aspectos y bordes de los temas tocados, finalizando con una presentación de música en vivo, de jazz primero y luego de boleros, valses y cuecas, donde resaltó la presencia del cantor popular René “torito” Alfaro.









Escuche más de René «Torito» Alfaro
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